lunes, 25 de mayo de 2009

Trabajo

Era una soleada mañana en aquel prado donde todo parecía tener siempre un intenso color verde, y donde él y el resto de sus compañeros trabajaban sin importar la hora que marcara el reloj.

Aquel día mientras transcurría su monótona jornada, sintió algo diferente; puede que fuera la melancolía, la soledad, el silencio, la tristeza, o tal vez todo mezclado. Sea como fuere, se vio a si mismo rodeado de desconocidos, de un sinsentido aterrador y de un vacío interior que no puede ser explicado con palabras.

Quizás por eso decidió quedarse quieto, completamente inmóvil y, aunque su cuerpo permaneció allí anclado, su mente en esos momentos volaba libre.
Se vio lejos, muy lejos de aquel campo de trabajo. Rodeado de cosas maravillosas y que nunca había conocido. Sintió algo que si no era la felicidad, al menos se le parecía bastante y todo gracias a un pequeño respiro.
Era un día cálido y por primera vez a lo largo de toda su existencia, empezó a notarlo..


Yo, ajena a todo eso, observaba la escena desde el coche. Todos esos molinos de viento dando vueltas y vueltas, trabajando sin cesar y uno en medio, inmóvil. Era una imagen curiosa.
"¿Estará averiado?" pensé, quizás solo se está tomando un descanso.



Esther

lunes, 18 de mayo de 2009

A tientas

Se retrocede con seguridad
pero se avanza a tientas
uno adelanta manos como un ciego
ciego imprudente por añadidura
pero lo absurdo es que no es ciego
y distingue el relámpago la lluvia
los rostros insepultos la ceniza
la sonrisa del necio las afrentas
un barrunto de pena en el espejo
la baranda oxidada con sus pájaros
la opaca incertidumbre de los otros
enfrentada a la propia incertidumbre

se avanza a tientas / lentamente
por lo común a contramano
de los convictos y confesos
en búsqueda tal vez
de amores residuales
que sirvan de consuelo y recompensa
o iluminen un pozo de nostalgias

se avanza a tientas / vacilante
no importan la distancia ni el horario
ni que el futuro sea una vislumbre
o una pasión deshabitada

a tientas hasta que una noche
se queda uno sin cómplices ni tacto
y a ciegas otra vez y para siempre
se introduce en un túnel o destino
que no se sabe dónde acaba


Mario Benedetti
Que descanses en paz..
Esther