lunes, 25 de mayo de 2009

Trabajo

Era una soleada mañana en aquel prado donde todo parecía tener siempre un intenso color verde, y donde él y el resto de sus compañeros trabajaban sin importar la hora que marcara el reloj.

Aquel día mientras transcurría su monótona jornada, sintió algo diferente; puede que fuera la melancolía, la soledad, el silencio, la tristeza, o tal vez todo mezclado. Sea como fuere, se vio a si mismo rodeado de desconocidos, de un sinsentido aterrador y de un vacío interior que no puede ser explicado con palabras.

Quizás por eso decidió quedarse quieto, completamente inmóvil y, aunque su cuerpo permaneció allí anclado, su mente en esos momentos volaba libre.
Se vio lejos, muy lejos de aquel campo de trabajo. Rodeado de cosas maravillosas y que nunca había conocido. Sintió algo que si no era la felicidad, al menos se le parecía bastante y todo gracias a un pequeño respiro.
Era un día cálido y por primera vez a lo largo de toda su existencia, empezó a notarlo..


Yo, ajena a todo eso, observaba la escena desde el coche. Todos esos molinos de viento dando vueltas y vueltas, trabajando sin cesar y uno en medio, inmóvil. Era una imagen curiosa.
"¿Estará averiado?" pensé, quizás solo se está tomando un descanso.



Esther

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Nunka dejes de escribir. bss



Tony

Anónimo dijo...

Jeje, al principio quien diría que era un molino?? se te ocurrió viendo los molinos?? que siempre ay alguno parado! je
me encantan tus historias!! a ver para cuando ese libro, escritora!! jeje

DARIO