jueves, 5 de noviembre de 2009

La envidia

- La envidia es la religión de los mediocres. Los reconforta, responde a las inquietudes que los roen por dentro y, en último término, les pudre el alma y les permite justificar su mezquinidad y su codicia hasta creer que son virtudes y que las puertas del cielo sólo se abrirán para los infelices como ellos, que pasan por la vida sin dejar más huella que sus traperos intentos de hacer menos a los demás y de excluir, y a ser posible destruir, a quienes, por el mero hecho de existir y de ser quienes son, ponen en evidencia su pobreza de espíritu, mente y redaños. Bienaventurado aquel al que ladran los cretinos, porque su alma nunca les pertenecerá.


Carlos Ruiz Zafón

"Amén"

Esther

sábado, 31 de octubre de 2009

Yo creo, sí creo

- ¡JAJAJA, que tonta!!
Lucy se levantó sonrojada del suelo lo más rápido que pudo.
- Me han asustado, parecían de verdad!
- Jajaaja, ¡todo el mundo sabe que los fantasmas, los vampiros o los monstruos no existen!
- ¿Y tú como lo sabes??
- Ya lo entenderás cuando crezcas, enana.

Era una noche de Halloween en la que Lucy, como todos los niños de su edad, recorría las calles de su pueblo llamando de puerta en puerta a sus vecinos para que le dieran caramelos. De lo contrario, se llevarían un susto de muerte, aunque parecía que por el momento la que se estaba llevando los sustos era ella.
Lucy siempre había visto la noche de Halloween como la más terrorífica de todas, una noche en la que todo podía suceder, incluso que los muertos se levantaran de sus tumbas y fueran en busca de niñitas rubias y monas como ella a las que devorar. Todos los años le atormentaban pensamientos parecidos y había personas que adornaban sus casas de una forma tan real.. ¿cómo podía no asustarse?
Y esa era la razón por la que los demás niños de su barrio siemrpe se reian de ella.

- ¡Ya estoy harta de vosotros! ¡seguiré yo sola!
- Sí, anda, ¡pero ten cuidado oogey boogey anda suelto!! ¡jajajaja!

No les necesitaba para nada, seguiría asustando a sus vecinos con su horripilante disfraz de brujita de ocho años y conseguiría muchos más caramelos que todos ellos juntos, por supuesto que sí.
Mientras se regocijaba en su inminente victoria se encaminó sin darse cuenta hacia un sendero que la alejaba cada vez más del pueblo. Por allí ya solo habían casitas de campo que aunque también eran una presa fácil contra sus poderes de bruja cada vez se volvía todo más oscuro y le daban más miedo.
Cuando por fin se dio cuenta de lo que se había alejado y estaba decidida a dar media vuelta, vislumbró a lo lejos una casa enorme que parecía más bien una mansión. No recordaba haberla visto nunca antes la verdad, pero allí estaba de eso no cabía duda, y podría llegar a ella siguiendo el sendero.
Agudizó un poco más la vista, la fachada de la mansión estaba cubierta de adornos de halloween, muchas telarañas, murciélagos, calabazas.. tenía de todo.

- Una casa tan grande debe ser de gente rica y seguro que tienen muchísimos caramelos para repartir.. Además no creo que haya muchos niños que lleguen hasta aquí osea que podré llevármelos todos.
Era el golpe perfecto, una oportunidad de oro para darles una lección a los pesados de sus vecinos que siempre le estaban haciendo la vida imposible.
Siguió el sendero y no tardó en plantarse delante de la puerta de aquel caserón. Era mucho más grande de lo que le había parecido a simple vista.
Habían dos esqueletos custodiando la entrada, ambos a cada lado de la puerta, parecía que habían salido del mismísimo infierno. Aun después de haber llegado tan lejos la idea de volver por donde había venido sin más no le parecía tan descabellada.. pero no, estaba decidida a darles una lección a esos dos. ¡Tenía que ser valiente!

Cuando su mano temblorosa estaba a punto de golpear la puerta, esta se abrió de repente antes de que llegara a tocarla.
Y Lucy gritó como nunca había gritado.
- Disculpeme señorita, no era mi intención asustarle.. oh vaya, que frase tan rara para una noche de halloween ¿verdad? jaja..en fin, ¿por donde iba? ¡ah sí! Bienvenida al hogar del señor Jacques Gonnord, yo tan solo soy un humilde mayordomo pero él le está esperando. Pase, pase por favor, no se quede aquí fuera que está muy pálida, acérquese a la chimenea.
Lucy, incapaz de reaccionar todavía, se limitó a seguir al mayordomo hasta una estancia muy amplia, era una sala enorme y adornada de forma muy lujosa, parecía la casa de un conde o algo por el estilo.
Había un cuadro enorme en el centro de la sala, era el retrato de un joven muy apuesto. Vestía de época, su cabello largo y rubio caia sobre sus hombros y sus ojos verdes y profundos parecían ser capaces de atraverarte el alma. Lucy quedó inmediatamente cautivada por la imagen y se acercó más a él. 1970, parecía ser la fecha en la que se había pintado el cuadro.

- Buenas noches señorita, siento mucho haberla hecho esperar.
Al girarse sobresaltada se encontró de frente con el mismo chico de la pintura, vestía exactamente igual y no parecía haber envejecido nada.
- Veo que estabas observando mi cuadro, espero que haya sido de tu agrado.
Una sonrisa pícara de dibujó en su rostro.
- Sí, sí, es muy.. bonito. Es solo que.. aquí pone 1970..
- Ahá, es el año en el que fue pintado.
- Pero.. ¡si estás exactamente igual que entonces!
- Claro, eso es porque soy un vampiro.
Lucy no sabía si echarse a reir o salir corriendo. ¿Un vampiro? ¿No dicen que eso es imposible? Supuso que le estaba gastando una broma asíque empezó a reir.
- ¿Acaso no me crees?
- Bueno, está claro que esto debe tratarse de una broma... o es una pesadilla, sí eso es, debo haberme quedado dormida o algo así. Los vampiros no existen.
- Voy a hacerte una pregunta muy importante asíque por una vez olvida todo lo que te hayan podido decir y contesta sinceramente. ¿Tu crees en los vampiros? ¿Crees que soy real?

Todo le daba vueltas, ¿algo así podía estar pasando? cerró los ojos, intentó escuchar las palabras del vampiro y fue sincera.
- Sí, creo en los vampiros.
- Entonces soy real.
- ¿Así de simple?
- Jajaja, claro. Mira, mientras haya una persona en el mundo que crea en algo... entonces tiene que existir, ¿no?. En cambio si nadie lo creyera, dejaría inmediatamente de ser real.
- Entiendo...
- Has venido a por caramelos ¿verdad?. No te preocupes que ya me he encargado de eso, cuando vuelvas a casa serás la niña que más ha recolectado del pueblo.
- Pero espera, tengo un monton de preguntas que hacerte. Por ejemplo, nunca había visto esta casa antes, ¿por qué?
- Solo nos dejamos ver en noches como esta. Escucha, entiendo tu curiosidad pero tienes que volver a casa, tu madre estará preocupara por ti, ¿no crees?
- ¡Pero..!
- Bebamos algo antes de que te marches, ¿te apetece?
El mayordomo volvió a entrar en la sala y traia dos copas llenas de un líquido rojo color sangre que Lucy no supo identificar. Después de tomar un trago sintió que le pesaban los párpados y aunque luchó por mantenerse despierta acabó cayendo dormida en los brazos de Jacques.

La mañana siguiente despertó en su cama, tenía puesto el pijama y estaba un poco aturdida. Se vistió y bajó corriendo las escaleras decidida a buscar alguna explicación.
Cuando entró al salón volvió a llevarse una sorpresa, mirara donde mirara todo estaba inundado de caramelos, dulces, gominolas y otros trofeos típicos de halloween. Con una cantidad así seguro que habría sido la niña más afortunada del pueblo. Fijó su vista en la ventana, alli habían dos cabecitas curiosas intentando asomarse sin que nadie les viera, la envidia se adivinaba en sus ojos.
Lucy estaba tan contenta, ¡por fin les había dado su merecido! Y todo gracias a un vampiro, ¡uno de verdad!
Quiso darle las gracias cuanto antes asíque cogió la bici y pedaleó lo más rapido que pudo por el mismo sendero que había tomado la noche anterior.
Cuando ya debía estar acercándose se dio cuenta de que no se veía ningún caserón a lo lejos, se asustó y pedaleó más rápido aun, pero al llegar al lugar exacto no había nada.
Los ojos se le llenaron de lágrimas y al agachar triste la cabeza encontró un pequeño cofre que contenía una nota que a día de hoy, sigue guardando como el mejor de los tesoros.

"Gracias a ti por dejarme existir"

This is Halloween
Esther

martes, 8 de septiembre de 2009

7 de Febrero

-¡¡Felicidades papá!!
Mis hijos habían preparado, con la indudable ayuda de su madre, una pequeña fiesta de cumpleaños en mi honor. Acababa de llegar a casa tras un duro día de trabajo, fuera el cielo gritaba con fuerza, una potente tormenta azotaba todos los rincones de la ciudad.
Cuando los pequeños se tranquilizaron un poco fui a abrazar a mi mujer, nos quedamos un rato en silencio observando la lluvia.
-Una vez más mi vieja compañera.
A mi mujer se le escapó una sonrisa.
-¿Por qué dices eso papá?
Ahí estaban ellos de nuevo, tres diablillos de cabello rubio con ojos saltones formulando preguntas.
-Muy bien, sentaos junto a la ventana. Vais a saber por que es tan importante la lluvia en la vida de vuestro padre.

Se podría decir que los días más importantes o decisivos de mi vida han estado acompañados de este fenómeno.
Vosotros no lo recordareis porque erais muy pequeños pero hace unos años cayó una gran tormenta, de las que se ven pocas veces, y vuestra madre tenía que ir como todos los días a trabajar en metro. Salió decidida con el primer paraguas que encontró en casa pero la lluvia y el viento eran tan fuertes que no llegó muy lejos, el paraguas quedó totalmente destrozado a unas pocas calles de distancia. Eso la obligó a entrar en una tienda cercana a comprar uno un poco más resistente, tan solo le llevó unos minutos sin embargo, fueron suficientes para hacerle perder el transporte público.
Ese mismo día, el metro de las nueve que ella siempre cogía tuvo un accidente en el que fallecieron casi todos los pasajeros.

El día que compramos esta casa, fue realmente espantoso, no paraba de llover y tardamos muchísimo en encontrar la dirección asíque acabamos empapados. Cuando al fin llegamos descubrimos que la casa era mucho más pequeña de lo que esperábamos y además estaba llena de goteras, necesitaba una buena reforma. Aun así nos la quedamos porque no teníamos dinero para mucho más y fuimos tirando. Una casa pequeña para una gran familia dije, y meses más tarde vuestra madre estaba embarazada de vosotros, trillizos.
La vida tiene sentido del humor, ¿verdad?

Muchos años antes de eso, cuando iba al colegio, había un niño que siempre se metía conmigo y me hacía la vida imposible. Todo lo que yo quería él también lo quería y casi siempre se salía con la suya. Estando en el instituto nos dio por enamorarnos de la misma chica, él tenía todas las de ganar, se sentaba más cerca de ella y tengo que reconocer que yo era bastante tímido asíque no daba grandes progresos. Hasta que un día, me armé de valor y la invité a tomar algo esa misma tarde, después de clase. Mientras estábamos en la terraza de un bar comenzó a llover y los dueños se pusieron a recogerlo todo inmediatamente hasta dejarnos practicamente solo con las sillas, fue un fracaso total de cita pero nos reimos tanto y lo pasamos tan bien que al final la chica fue para mi y.. aquí estamos.

Y por si no fuera poco, el día que yo nací, o mejor dicho, el día que mi madre se puso de parto, un seis de febrero llovía a mares. Parece que me daba miedo porque no quería salir, la cosa se alargó muchísimo y no asomé la cabeza hasta el día siguiente, justo cuando paró de llover.
La verdad es que a mis padres les encantó el detalle porque justamente un siete de febrero fue cuando ellos se conocieron, en el momento en que a vuestra abuela se le rompió una de las bolsas de la compra, a la salida del supermercado, y vuestro abuelo le ayudó a recogerlo todo bajo la lluvia.

-Y todas esas cosas papá, ¿no pueden ser solo casualidades?
-No hijo no, al principio puede parecerlo pero cuando pasa un tiempo te das cuenta de que debe tratarse de algo más.


"Las coincidencias no existen
solo existe lo inevitable..."
En este mundo todo
pasa por alguna razón
Esther

viernes, 14 de agosto de 2009

Love isn't in the air

¿Por qué nos enamoramos y por qué se deja de querer? Nadie va a saber nunca la respuesta. A mi cada vez me cuesta más entender ciertos sentimientos, hasta el punto de llegar a pensar que es bastante probable que solo se trate de sentidos de ánimo.

Cuando una persona está agusto contigo, cuando encajas en sus planes de vida, hay amor. Cuando interfieres o contradices sus planes de vida, estás fuera.
¿Entonces eso es? ¿Se trata de eso?
En teoría se trata de compartir tu vida con otra persona, de darlo todo por ella, pero todos los seres humanos somos egoistas y hay quien no sabe ceder. Hay gente que simplemente necesita tener a alguien a su lado porque no se ven suficientemente buenos por si mismos y no aceptan vivir en "soledad".

Para ser sincera, en realidad todos necesitamos a alguien. Sí, yo también, pero al contrario de muchas otras personas, yo no me conformo con cualquiera (espero no ser la única!). En otras palabras, que un clavo no quita otro clavo y que las cosas no se hacen porque sí.

La verdad es que escribo esto porque estoy en un momento en el que para mi el amor significa cero. Un sinsentido que crea heridas y cortes que se esconden debajo de la piel de manera que nadie puede verlos, algunos se encargan de proclamarlo a los cuatro vientos, otros (entre los que me incluyo) prefieren llevarlo por dentro pero, tanto en un caso como en el otro, el dolor y el tiempo de cicatrización es el mismo.

A pesar de todo, se que volveré a enamorarme, volveré a entrar en el juego de nuevo y, tal vez vuelva a quedarme fuera o tal vez no. Así es como funciona.
Puede parecer un texto un tanto frio, pero estoy segura de que solo las personas que nunca han amado de verdad a alguien serán las mismas incapaces de comprenderlo.


Esther

viernes, 31 de julio de 2009

Decisiones

A veces le gustaría poder volver atrás, a otro tiempo. Regresar a los cuentos de hadas donde la princesa siempre era rescatada por el príncipe, donde ocurrian cosas maravillosas, donde todo era fantasía. Donde existían los finales felices.
Pero no se puede.
Presente, donde la niña del pasado quedó lejos hace tiempo, donde ya no existen los cuentos, ni los príncipes. Ni los finales felices.
Mira el reloj, es hora de irse. Recoje los trastos de la oficina, unos cuantos papeles, "más trabajo para casa", piensa. Y sale de allí tranquilamente, sin prisa porque nada nuevo la espera.
Tercera calle a la derecha y llega a un cruce, el mismo de siempre, donde poder cruzar a la primera sin tener que esperar durante minutos que se antojan interminables es casi un milagro. Parece que ese día está de suerte, avanza decidida y el muñequito verde comienza a parpadear. "Mierda".
Consigue llegar a la otra acera sana y salva aunque algo fatigada, el centro de una ciudad puede convertirse en una verdadera jungla en horas punta. Se detiene un momento a contemplar a la gente, cientos de personas en movimiento, sin tiempo siquiera de pararse a pensar por qué tienen tanta prisa, hacia donde van. Todos en un segundo plano, todos en blanco y negro, todos...color.
Ahí está él, lleno de color, brillante, justo enfrente y observándola. Un relámpago, una conexión, algo único, un instante. Entonces se acerca, sí, se está acercando, su corazón casi sale del pecho, grita, por un instante..
-Creo que esas hojas que han quedado en medio del cruce son tuyas.
"Mierda".

Horas más tarde es hora de tomar algo.
-Me alegro de que hayamos podido recuperarlas todas.
-Sí, muchas gracias. Tendré más cuidado la próxima vez.
-¿Tenías prisa?
-No, no te preocupes. Solo ha sido la emoción de ver el semáforo en verde.
Risas y una conversación agradable. No se.. esto parece algo diferente. Lo mira y sonrie, empieza a imaginarse con él. Sabe que es demasiado pronto pero lo hace y le gusta lo que ve.

FINAL 1
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Pasan los meses y cada día es algo nuevo. "Vuelve a creer en los cuentos de hadas, vuelve a enamorarte, todo saldrá bien". Recuerda sus palabras y sonrie de nuevo, al menos de momento parece que estaba en lo cierto, todo va bien.
Pasan los años y llega el momento. Es agotador pensar en todos los preparativos antes de que llegue el gran día pero todo se va haciendo con ilusión. Hay que elegir una frase de portada para las invitaciones.
-¿Qué tal, "fueron felices y comieron perdices"?
-Me encanta.


FINAL 2
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Pasan los meses y cada noche es algo nuevo. Una cama, gemidos, vocales, luz.. y luego nada. Despierta y la casa está vacía. Cada vez pasan menos tiempo juntos.
"Cada día le veo más gris" piensa, mientras su corazón duerme.
Vuelve al Presente, donde ya no existen los cuentos de hadas.
"Mierda"


Elige tu propio final
Esther

martes, 9 de junio de 2009

El jardín

Hace tiempo que vivo en un inmenso jardín
donde siempre te busco sin llegar hasta ti,
por el día te escondes con los rayos del sol,
por la noche en silencio se marchita una flor.


Siento tu mirada más cansada cada día
haciendo deshojar la margarita de mi vida,
mientras las orquídeas de salvaje belleza
despiertan la pasión y matan la tristeza.


Voy sembrando tierras nuevas, intentando resistir,
observando los rosales que plantaste para mi,
espinas que se clavan despertando un corazón,
camino sin retorno, problema sin solución.


Una cárcel sin salida en una parcela maldita,
un mundo que no dio pie a una segunda cita,
como los girasoles yo intento alzar la cabeza
solo somos flores alejadas por naturaleza.


Es poesía
Esther

lunes, 25 de mayo de 2009

Trabajo

Era una soleada mañana en aquel prado donde todo parecía tener siempre un intenso color verde, y donde él y el resto de sus compañeros trabajaban sin importar la hora que marcara el reloj.

Aquel día mientras transcurría su monótona jornada, sintió algo diferente; puede que fuera la melancolía, la soledad, el silencio, la tristeza, o tal vez todo mezclado. Sea como fuere, se vio a si mismo rodeado de desconocidos, de un sinsentido aterrador y de un vacío interior que no puede ser explicado con palabras.

Quizás por eso decidió quedarse quieto, completamente inmóvil y, aunque su cuerpo permaneció allí anclado, su mente en esos momentos volaba libre.
Se vio lejos, muy lejos de aquel campo de trabajo. Rodeado de cosas maravillosas y que nunca había conocido. Sintió algo que si no era la felicidad, al menos se le parecía bastante y todo gracias a un pequeño respiro.
Era un día cálido y por primera vez a lo largo de toda su existencia, empezó a notarlo..


Yo, ajena a todo eso, observaba la escena desde el coche. Todos esos molinos de viento dando vueltas y vueltas, trabajando sin cesar y uno en medio, inmóvil. Era una imagen curiosa.
"¿Estará averiado?" pensé, quizás solo se está tomando un descanso.



Esther

lunes, 18 de mayo de 2009

A tientas

Se retrocede con seguridad
pero se avanza a tientas
uno adelanta manos como un ciego
ciego imprudente por añadidura
pero lo absurdo es que no es ciego
y distingue el relámpago la lluvia
los rostros insepultos la ceniza
la sonrisa del necio las afrentas
un barrunto de pena en el espejo
la baranda oxidada con sus pájaros
la opaca incertidumbre de los otros
enfrentada a la propia incertidumbre

se avanza a tientas / lentamente
por lo común a contramano
de los convictos y confesos
en búsqueda tal vez
de amores residuales
que sirvan de consuelo y recompensa
o iluminen un pozo de nostalgias

se avanza a tientas / vacilante
no importan la distancia ni el horario
ni que el futuro sea una vislumbre
o una pasión deshabitada

a tientas hasta que una noche
se queda uno sin cómplices ni tacto
y a ciegas otra vez y para siempre
se introduce en un túnel o destino
que no se sabe dónde acaba


Mario Benedetti
Que descanses en paz..
Esther

viernes, 24 de abril de 2009

Apariencias

Era una mañana gris, totalmente apropiada para un entierro. Fue como si el cielo también quisiera expresar su dolor y apoyar así de alguna forma a la joven muchacha embarazada que ahora quedaba viuda y aparentemente sola tras el horrible suceso.
Probablemente fue la que menos lloró durante la ceremonia, ella era fuerte, necesitaba ser fuerte, tenía que serlo. Pero eso no significaba que no sintiera dolor.
Pasaba las noches en vela empapando su almohada, entre las mantas que solían arroparlos a los dos, en esa cama llena de recuerdos.

A partir de entonces, cuando tenía que salir a la calle y enfrentarse al mundo real pasaba horas maquillándose delante del espejo para disimular las ojeras, para estar más guapa y preciosa que nunca. Pisaba así el frio asfalto con firmeza, con la mejor de sus sonrisas y hasta se paraba a hablar con sus vecinas y conocidas del barrio con total tranquilidad, como si nada hubiera ocurrido.
No hizo falta mucho tiempo para que la gente empezara a criticarla, se escuchaban opiniones de todo tipo pero sobretodo, había quien decía que había perdido la cabeza, y quien simplemente pensaba que había salido ganando con la muerte de su marido por motivos económicos. Sea como fuere, todos empezaron a mirarla mal en el vecindario y ya apenas le dirigía la palabra nadie del barrio.
Ella no era tonta, podía imaginarse perfectamente a qué se debía ese comportamiento pero aun así no cambió su actitud lo más mínimo. Seguía vistiendo sus mejores trajes, luciendo la mejor de sus sonrisas y pasando cada día tratando de disfrutar una vida que para muchas otras personas estaría vacía.

Pasaron los meses y nació su pequeña. Supongo que fue en ese momento en el que la vida latía con más fuerza que nunca cuando alguien se acordó de la muerte y reunió así el valor suficiente para preguntarle por fin, por qué se había comportado de aquella extraña manera.
Había estado esperando tanto tiempo aquella pregunta que sintió que iba a empezar a llorar de alegría por segunda vez en un mismo día, pero pudo contenerse y esto fue lo que dijo:

"Cuánto dura la muerte? por cuánto tiempo se debe llorar a un ser querido? no te se responder a esas preguntas. Nadie sabrá hacerlo, porque solo son apariencias, formalismos. El dolor que cada uno pueda sentir se lleva por dentro, siempre va a estar ahí. Yo solo me limitaba a pensar en cómo se sentiría él al ver que no solo me había dejado sola, sino que me había matado a mi también. Debía comportarme así? No. Yo me vestía cada día para él, sonreía cada día para él y trataba de disfrutar por él. Porque sé que él me está obervando y no quiere verme triste. El hecho de que la gente no sea capaz de entender esto no me importa lo más mínimo.
Al fin y al cabo en este mundo todo son apariencias"


Espero que alguien sea
capaz de entenderlo
Esther

martes, 17 de marzo de 2009

Tiempo

Hace tiempo llegó a mi vida una persona bastante curiosa, todo el mundo decía que se trataba de alguien importante, aunque la verdad a mi no me lo parecía tanto. Para mi era un tipo corriente, algo escurridizo eso sí y si había algo que desde luego lo hacía único era su forma de relacionarse con la gente.
Cuando mejor lo estábamos pasando él se marchaba pitando y en cambio cuando apenas sabíamos de qué hablar no había forma de quitárselo de encima.
Otra de sus manías era no quedarse nunca quieto, siempre tenía que estar dando vueltas y vueltas alrededor de la habitación... en fin, supongo que todos tenemos nuestras cosas.

El caso es que hubo una época extraña en la que me di cuenta de que nos estábamos distanciando, asíque me dediqué a pensar en formas de poder disfrutar juntos pero me di cuenta que de esa manera solo conseguía perderlo más.
Al final la solución fue lanzarme de lleno con él y empezar un montón de actividades nuevas, y así fue como realmente noté que empezábamos a aprovechar nuestra amistad.

También él tiene sus momentos caprichosos y me ha alejado de algunas personas, ha puesto a otras en su sitio y ha introducido alguna cara nueva en mi mundo.
El caso es que sea como sea y por mucho que yo me imponga, él siempre lleva las riendas y la verdad aun no se muy bien hacia donde me lleva.

Esther

lunes, 19 de enero de 2009

Contracorriente

Seis de la mañana de un domingo cualquiera, suena el despertador indicando que es hora de levantarse. Probablemente una persona normal y corriente lo habría apagado y habría seguido durmiendo, pero Elliot no era una persona normal y corriente.

Se puso en pie sin esfuerzo aunque no por mucho tiempo, lo justo para caminar hasta su escritorio donde encendió una lamparita de noche. Podría haber descorrido las cortinas y haber dejado que los primeros rayos del sol alumbraran la estancia pero a él le gustaba más así. Se dejó caer en la silla y con la pluma que acababa de agarrar con su mano derecha se puso a escribir en un folio en blanco.
Nadie sabía con certeza el contenido de aquellas líneas, unos decían que era una especie de diario, otros que eran cartas para algún amor lejano e incluso los más fantasiosos pensaban que era su forma de intentar comunicarse con alguna otra raza. Puede que ni él mismo lo supiera con claridad pero el caso es que no pasaba un solo domingo sin que Elliot llenara un folio de palabras, lo metiera en una botella y diera un paseo hasta el mar.
Allí se adentraba un poco en la orilla y dejaba partir la botella a merced de la corriente sin saber si algún día alguien llegaría a encontrarla.
Le gustaba sentarse en la arena y verla alejarse mientras imaginaba sus posibles destinos, una isla aparentemente desierta donde alguien necesitara algo de compañía desesperadamente, la playa de alguna ciudad de algún otro país donde puede que ni entendieran su lengua o tal vez el vientre de alguna ballena.

Un domingo de otoño mientras daba su habitual paseo por la playa decidiendo la altura a la que dejar partir su mensaje vio algo en el mar que llamó enormemente su atención. Tuvo que agudizar la vista para asegurarse de que lo que estaba viendo era cierto y no producto de su imaginación, pero no cabía duda, era una botella con una carta dentro.
Avanzó dando zancadas por el agua, completamente emocionado y cuando por fin la tuvo en su mano se dio cuenta de que se trataba de una de las que ya había mandado y pensó que quizás el mar había acabado devolviéndola a la misma orilla. Por si acaso decidió abrirla y entonces todo cambió.

Era la carta de otra persona y parecía estar dirigida a él. Aquella vez Elliot no pudo esperar hasta el próximo domingo, fue corriendo hasta su casa dispuesto a escribir una respuesta inmediatamente pero cuando volvió al mar exhausto por la rapidez de los acontecimientos volvió a encontrar algo que lo sorprendió casi tanto como la primera vez. No se trataba de una simple botella, sino dos. Siguiendo el mismo ritual se apresuró a contestarlas presa de la emoción pero cuando volvió a la playa no se encontró con dos, sino con cuatro botellas flotando en el mar.
Cada vez que volvía dispuesto a contestar, sin importar el tiempo que pasara desde la última vez ya fueran horas, días o semanas, se multiplicaba el número de cartas que encontraba hasta que apenas hacía otra cosa más que escribir. Contestar a todas esas personas era agotador, pero si esa costumbre se había convertido en algo tan popular, él era el responsable sin ninguna duda.

[...]

Seis de la mañana de un domingo cualquiera, suena el despertador indicando que es hora de levantarse. Elliot lo mira, se incorpora, piensa. Tras unos segundos decide volver a acostarse. Probablemente tendría que haberse levantado a llenar un folio de palabras como hacía todos los domingos pero la verdad es que eso se había convertido en algo bastante normal... y bastante corriente..
Y Elliot no era una persona normal y corriente.



"El mar es un azar
que tentación echar
una botella al mar"
Para todos los bichos raros,
Esther